Charlando con un hijo….

Hace unos días reflexionaba sobre el importante valor que ostenta la charla con los hijos. Es un acto que entona el espíritu y lo abona, aportando un crecimiento espiritual y emocional, además del bienestar que entrega a ambos. Por lo menos a mi en mi condición de padre me revitaliza.

Queda en el aire una sensación muy agradable, mientras ocurre y luego que el hijo se separa y continúa con sus quehaceres habituales, regresa a su vida o va por sus amigos.

Ese acto se pone en valor fundamentalmente, cuando por cuestiones del tráfago diario uno no está en permanente contacto con la otra persona. Por caso y ejemplificando, si transcurren la vida en distintas poblaciones. Es un encuentro esperado y muy grato.

Charlaba con el más chico de los míos, Joaquin, un hijo ejemplar, buen estudiante y dotado de una llamativa sensatez y raciocinio para su edad y él me instaba a que escribiera un poco más, ya que » tenés esa facilidad para hacerlo bien». Palabras de un hijo que no están impregnadas de imparcialidad, por lo tanto sobre esa condición habitarán las dudas.

«Ya no tengo las mismas ganas, las que no tendrás vos de hacer cosas, cuando el almanaque te deposite sobre los hombros 50 años más de los que contas ahora». Y es bien cierto.

Entre cuento y cuento y algunos golpes de un drone al que nos costó hacer volar, incluyendo precipitadas caídas, yo le volvía a decir que había sido un estudiante de pelotón, es decir lejos del primero, pero bastante más adelante que el último. Ahí, para ir avanzando sin mayores tropiezos.

Y entre charla y charla, comenzaron a discurrir las anécdotas y una de ellas que yo le contaba, refería a mi paso por el colegio secundario, allá por 3er año y se produjo una mañana cualquiera en la clase de Historia cuando intespectivamente la profesora ingresó al aula y con voz firme, luego del saludo, indicó… » alumnos saquen una hoja y refieran al tema de hoy : la preparación del ejercito de los Andes !!!!!

Yo lo miré a Manolo y el me miraba a mí con el mismo asombro. No teníamos idea !!!!.

Firmamos la hoja ? Noooo… me dice Manolo, la señorita habla de preparación, yo escribiré de lo que para mí debería ser el plan de comidas de los soldados. Me dice con una seriedad que buscaba convencer.

Pero que tiene que ver eso con la guerra? le pregunto y Manolo,defendiendo su posición, me asegura que los soldados deberían ir bien alimentados, entonces era necesario detallar una buena preparación alimenticia. Y con entusiasmo se puso a escribir. De pronto me mira y me dice….Les gustará la pizza ? por las dudas un día a la semana.

Bueno, vos metele con la comida…yo los voy a preparar físicamente, le dije. Detallaré un buen plan de entrenamiento. Fondo, pasadas, interval training, gimnasio, pesas y por la tarde un fulbito… etc. Vos dales bien de comer !!!!!

Los dos, ante el estupor general que no sabía que hacer porque NADIE había estudiado, salvo Elisa, pedimos otra hoja para continuar narrando. Uno la alimentación y el otro la preparación física de los granaderos del gallardo General.

Fue una locura. Entregamos los trabajos y despues comentando lo que habíamos hecho nos dimos cuenta que habíamos protagonizado un acto de irresponsabilidad total. Una verdadera falta de respeto, que bien podría traer una severa reprimenda.

Como colorario y pese al esfuerzo narrativo, las pruebas alcanzaron un UNO para cada uno y haciéndonos los dueños de la verdad reclamamos por el fallo, ante la risa generalizada de nuestros compañeros, que no podían creer lo que habíamos hecho.

Ese día nos convencimos que con nuestros planes los soldados hubiesen cruzado la cordillera mucho mejor preparados y también que Historia nos esperaba en marzo.

OMA