De esta manera le hacemos llegar lo que estamos publicando por internet a quienes no tienen acceso a la red. En esta oportunidad compartimos Rafaela el primer capítulo
de la novela de Mariana Furiasse, quien fue leído por la señora Valeria Fagalde, la temática que aborda este libro es interesante para los adolescentes. RAFAELA“Los kilos me
pesan. No tanto como me pesan las miradas. Me llamo Rafaela Rivera y tengo 16 años. No me veo redonda pero muy poco puedo parecer me a esas modelos de la tele. Me harté de
escuchar el típico «Tenes una cara preciosa»mientras piensan «lástima el cuerpo». Incluso me lo han dicho: «Vos con unos kilos menos serías una diosa». Mi cara, lo admito, es linda
pero quiero pensar que algún beneficio tenemos que tener las mujeres de caderas anchas. Sé, en cambio,perfectamente, los beneficios de ser delgada hasta los
huesos. «Flaca zaraca»,como dice mi abuela. Lo sé porque tengo dos ejemplares en casa. Que no he podido imitar. Mamá y mi hermana. Sí, la abuela también pero no
vive con nosotras. Me he cansado de ver bailar a mis amigas y me resigné a que eso para mí no es. Los varones y yo nos relacionamos históricamente sin relación alguna.Ni
amigos, ni novios, ni nada. Además, soy tímida. Y callada. Y las cosas que me gustan no las puedo compartir con mis amigas. Me gustan los libros, el cine y el teatro y otras cosas
arriesgadas. Pero, por sobre todas las cosas, amo mi violín desde que cayó en mis manos luego de que papá se fue. «Papá tocaba el violín
como los dioses», dice mamá siempre que acepta hablar de él. Voy a bailar de vez en cuando para estar con las chicas, pero no porque me guste el apretujamiento de gente y que todo el mundo observe y se muestre. No me gusta mostrarme, ni que me observen. En el autorretrato que me pidieron en el colegio tengo que incluir lo físico. Incluiré solo la
cara, el resto del cuerpo no existe. O existe en abundancia. Por lo tanto, de mí puedo decir que tengo la cara redonda y la piel color durazno (lo dice el abuelo). El pelo largo, del
mismo color de un carozo de durazno, un morado intenso. Los ojos azules y la mirada de hielo. Esto último acotado siempre por mamá: «Vos tenés una mirada que lastima». Y
puede ser,porque de alguna forma me tengo que defender de las cosas que pasan. Me encanta tener la mirada de hielo. Seguramente jamás llevaré esto al
colegio porque no me interesa que lo lea nadie, ni siquiera Ana, que es la profesora que más quiero. La única que sabe que existo, ahí, en el fondo del aula. Porque con los
profesores tampoco me llevo. Ni me van ni me vienen.”EL ESPACIO DE LA POESÍA… La infancia»Si la infancia durará ochenta años, Me podría burlar de mis cenizas,Y, sin apuro, amar un acertijo. Con borradores de melancolía.Si la infancia durará ochenta años no tendría vergüenza de mis lágrimas y podría cantar mis aleluyas sin ofender a viejos sin infancia.Si la infancia durará ochenta años yo sabría ampararme en el candor
Y defenderme de las engañifas con las tinieblas que prometen el alma.Pero no dura tanto. ¡que tristeza!…En la vejez, la pobre infancia es apenas un latido de minutero o marcapasos»
Mario Benedetti
E-mail: bibliotecamvyacucho@hotmail.com