¡Ayacucho sigue estando de fiesta…!

No nos referimos específicamente a la Fiesta Nacional del Ternero y Día de la Yerra, sino a las que periódicamente se desarrollan en diversos establecimientos educativos; desde jardines maternales hasta escuelas primarias, secundarias, e incluso las que tienen que ver con grupos deportivos, artísticos y culturales que celebran el final de cursos, de una temporada de acciones y por ende de trabajos.
En suma, se suceden principalmente las denominadas «cenas de camaradería», donde se ponen de manifiesto las consabidas muestras de compañerismo y amistad que se trasuntan en los ágapes gastronómicos según se los organice.
Esos encuentros son muy buenos por donde se los mire y analice. Significan que no obstante los esfuerzos expuestos durante numerosas horas de dedicación y empeño en el proyecto, amén de los reconocidos problemas por los que atravezamos los argentinos, afortunadamente aún es tiempo de celebraciones y otros plácemes por el estilo.
Es algo así como desprendernos del tráfago que nos impuso un año 2019, con la copa en alto, el abrazo fraterno y el fuerte apretón de manos, y dejar prendido en el sentimiento de cada uno de los participantes la formal promesa del reencuentro para el año 2020.
Esta tradición (porque proviene de muy vieja data), con sus lógicos altibajos se ha mantenido incólume a través de los tiempos. No tenemos mayores referencias sobre si esta muy sana costumbre también se manifiesta en otros países, con similares gravitaciones. Sí estamos seguros que en Argentina, y en nuestra comunidad según nos importa con mayor gravitación, «despedir un año de trabajo» es una norma que cumplimos y respetamos a rajatabla.
Obviamente, existen situaciones de índole personal y comercial (económicas que le dicen), que no ameritan ningún tipo de festejos. No obstante, la mayoría manda en estas cuestiones y en ese proceder chispeante, alegre y distendido, nos sacudimos las «ondas pálidas» para fortalecernos con miras a lo que vendrá. De eso se trata.
Felicidades entonces para aquellos que merecen con creces tener ese momento tan especial, tal el de desalojar de sus cuerpos y almas el agobio producido por tantas presiones. Copas en alto y a celebrar, que de esa manera y no de otra, ¡Ayacucho sigue estando de fiesta…!
AGB

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