Se multiplican por todos los medios de comunicación, las críticas relacionadas con el calamitoso estado de las rutas provinciales y nacionales. No es para menos, si se considera que a partir de noviembre y diciembre con proyección a enero, febrero y marzo, un importante número de usuarios las utilizan para trasladarse a lugares de vacaciones, e incluso diversos vehículos abocados a tareas agrícolas y ganaderas.
En lo que respecta a las rutas provinciales que atraviezan nuestro partido, su progresivo deterioro data de hace varios años. Se las «emparcha» cubriéndose los pozos con una mezcla de pedregullo y asfalto líquido que al poco tiempo la desgranan los transportes de gran porte. La ruta de acceso «Tte. Gral. Juan Domingo Perón» que une nuestra ciudad con el paraje «La LLegada», tampoco es ajeno al deterioro.
El tramo de la ruta provincial Nº 74 que une Ayacucho con Las Armas, puede calificarse como el más «desastrozo». También varios kilómetros de la ruta provincial Mº 50 que nos une con Rauch. Otro tanto sucede con la ruta provincial Nº 29 desde Ayacucho hasta Solanet y un poco más allá.
Reiterando, muy de tanto en tanto se efectúan «bacheos» de emergencia que en el buen decir campechano, son «pan para hoy y hambre para mañana». El panorama se complica a partir de que no existen controles de carga de camiones que se trasladan a excesivas velocidades y con pesos que superan holgadamente los kilos permitidos.
Así las cosas, es muy común encontrar automóviles y otros vehículos livianos detenidos en las banquinas, porque han recibido daños en sus estructuras y trenes delanteros. A la par, no se puede conducir largos trechos sobre la mano correspondiente porque hay que esquivar «pozos para abajo y para arriba», éstos últimos conformados por «rellenos» que se elevan excesivamente sobre la superficie de la ruta.
En definitiva, las quejas y reclamos aumentan precisamente porque por un lado se exige la verificación técnica vehicular y los peajes funcionan a pleno, cada vez mas caros, pero no se invierte en reconstruir el sistema de rutas provinciales cuyo estado general es calamitoso.