En la mañana de hoy escuchaba el ensayo editorial del conductor de Agenda Política por la 95.3. Hablaba Tito de la posibilidad de recibir pacientes con coronavirus en el hospital de la ciudad, como en otras vecinas, ante el pedido de la dirigencia del gobierno provincial. Ocurre que es difícil la situación y si se contesta con una negativa como por ahí se dijo, no encuadraría en falta de solidaridad o egoísmo ante la desgracia ajena. Simplemente no sería posible porque el sistema de salud de nuestra ciudad al igual que en otros municipios, sin ser precario, no tendría disponibilidades. Sí, de espacio y camas, nó de respiradores, que con muy poco desbordarían.
Entonces queda claro, de ser cierto, que se ha optado por la necesidad de prevenir, máxime ante la actitud si se quiere muy relajada, como está ocurriendo aquí, de cierta porción de la población. Otros municipios habrían decidido de manera similar.
Esa posibilidad finalmente se dijo que nunca se habría tratado. Realmente un inconveniente delicado, de muy difícil tratamiento.
Un tema ríspido quizás que nos pinta de cuerpo entero como ciudadanos integrantes de una sociedad, es cuando denunciamos actitudes de vecinos que se comportan de manera errónea en la Pandemia, sobrepasando niveles permitidos que ponen en riesgo al resto de la población. Lo que está muy bien, pero claro, también se debe adoptar la misma forma de actuar cuando ese vecino u otro se manifiesta violando principios elementales de convivencia. Lo que no se hace porque no pone en apuros nuestra existencia. Ese es el «no me meto», realmente repudiable.
Por una que me afecta SI. Por otra que no me roza NO.
Así somos.