Arrivederci Luiggi

  Por Enrique Taborda
Luiggi Rosetti era una persona con el alma pura, siempre dispuesto. Tenemos cientos de anécdotas de la famosa  peluquería frente a la Estación, donde cortaba el pelo y afeitaba a todo el mundo, la mayoría de la veces gratuitamente o a bajo costo, según el personaje. Claro que muchos dejaban la propina «para aliviar al otro»…cosas de pueblo. Eso sí había que escucharlo tocar el violín y entonar alguna canzonetta de la tierra lejana.
Italiano de orígen sin dejar de demostrarlo, decidió hacer de Ayacucho su mundo, un mundo casi «del otro mundo», romántico, solidario, afectuoso, que muchas veces no nos damos cuenta.
Estuvo presente en cuanto acontecimiento se hablara. Recibió el reconocimiento de todos, desde las instituciones al más humilde poblador , por eso se lo recordará eternamente.  La ley de la vida le marca su camino. Se me hace que llega al Paraiso caminando erguido, desafiando al invierno como siempre, en mangas de camisa, camisa blanca como su pelo, cantando Nabuco de Verdi, su preferido. «Volando en pensamiento con alas doradas..».
Luiggi tendrá su merecido descanso, no por mucho tiempo, seguirá andando por Ayacucho inspirando a la buena gente, esta vez desde el recuerdo.