Se viven momentos de incertidumbre en el país. A quien escapa.
Hace días escuchábamos a un funcionario del oficialismo comentar que Argentina recibía pedidos de asesoramiento sobre el Plan de Vacunas. » Encabezamos la campaña, nadie está en el nivel nuestro», al par que mostraba gráficos explicativos.
Paralelamente a ello los canales opositores exhibían números, que colocaban a Argentina en la tabla de los países que peores resultados ostentaban en lo que refiere a cantidad de vacunados y fallecidos. Y así se produce un subi-baja de acuerdo a quien lo analice.
Cierto es decir que para preocupación de miles de ciudadanos, se demora, o llega en cuentagotas la segunda dosis de vacunas Sputnik para adultos mayores, que superan en muchos casos los 90 días de la primera dosis.
A ello se agregan los comentarios cada vez más insistentes que hay dosis en heladeras que no se aplican, lo que suena demasiado raro y de confirmarse el desagradable vacunatorio VIP, que tanto daño emocional crea en la población.
Vivimos momentos de incertidumbre, contagios y muertes que ya superan los 100.000 argentinos en una pandemia que se extiende, no da respiro. Impensada, que agrava notablemente la situación.
Lejos de hacerse cargo, cada funcionario vuelca culpas en su antecesor. » Macri tras sus cuatro años nos llenó de problemas, provocó un desastre muy difícil de remontar»… Vidal en el momento de acceder a la gobernación mostró el descalabro y la calamitosa realidad de la Provincia tras el período de Daniel Scioli.
Números que asustan. Que hará Manes, me pregunto….Tolosa Paz, la dama combatiente K empuja una realidad sin ruedas. Y así el resto. Toda falencia tiene su antídoto.
Como siempre las promesas están a la orden del día, para salir de la coyuntura a medida que se acercan las PASO.
Solo sé que no se nada, ( diría alguien) y al saber que nada sé, algo sé y a través de ello advierto que el pueblo que no llega a fin de mes, degradado, postergado, contagiado y muerto, está no solo resistiendo con angustia, también cansado de escuchar siempre las mismas promesas, que rara vez se han hecho realidad a través de décadas de fracasos.
Todos tienen la solución, pero olvidan que la base cede y sobre algo que no es firme no se puede construir. Solo 9 millones de argentinos trabaja y para ellos la cuesta es cada vez más empinada. Alguien lo deberá entender algún día.
Por lo pronto y agravándose, vivimos una actualidad por demás preocupante.